La vida no se puede mirar de reojo, ni se puede inmortalizar el tiempo. Por eso, este espacio nos dará la oportunidad de incursionar de cara a las situaciones diarias y, bueno… otras no tanto. A veces observamos que el duelo duele, pero el duelo muele también las adversidades y nos invita a reflexionar. Así, tomo en cuenta el duelo en dos acepciones: por un lado como tiempo de espera mientras el dolor termina y por otro como una actitud combativa ante la vida. ¡Puedes sufrir una pérdida y morir de dolor! Pero ¡puedes librar una batalla y morir de gozo! Depende de nuestro sentido humano y nuestra forma de actuar, que valga o no la pena. ¿Vale la pena morir en duelo? O mejor aún ¿Vale la pena vivir en duelo? Que sea motivo de reflexión.
Días de duelo tiene puesta la mirada en alguien muy especial: la Humanidad y su razón de ser. Por eso sus temas serán variados y a veces fuera de lugar (aunque nadie está fuera de lugar mientras viva), se podrá pasar del acontecer diario al del pasado; de historias de vida cotidiana hasta ideales de pensamiento muy interesantes; habrá tonos pícaros para aquéllas personas que gusten del humor, pero siempre se invitará a la reflexión “más allá del bien y del mal”.
Bien, ya que estamos a tono, hablemos de la incapacidad del ser humano para percibir al otro. Cuántas veces no nos ha sucedido que ni siquiera te das cuenta que junto a ti se encuentra una persona que quizá esté pasando por un momento feliz o un trago amargo (de esos que a veces el enamoramiento provoca y que son los más difíciles de superar), pero mientras no lo conozca, ni entablo platica ni nada, es más, me hago el “Tío Lolo” y ya; o lo peor, este país es caldo de indiferencia debido a la inseguridad y el miedo al asalto o el robo, etc. ¿será por eso que hemos des–aprendido a convivir?
Pero no sea teniendo una computadora frente a ti, por qué entonces sí te desenvuelves y eres filósofo de la vida y poeta trovador. Me refiero a que debemos encontrar una razón para dejar de ignorar al otro. Está bien que busques tu espacio y tu ser en lo más recóndito de tu corazón, que aprecies mucho tu soledad y eso; pero en la Historia ha sido la capacidad de comunicarse con el “otro”, lo que ha generado las mejores cosas: el fuego, el arte, los chistes, los inventos, las relaciones personales, en fin. No me imagino a un DaVinci negándose a describir sus primeros dibujos o explicando alguna pintura, ni a un Hugo Sánchez llevando a los Pumas a un bicampeonato sin comunicarles estrategias de juego a sus jugadores.
Así, este espacio servirá para proponer formas de acercarse a la Historia, de una manera propositiva y con ello encontrar la forma presente de ser. Todo lo escrito en estos renglones, tiene el propósito de apartar la idea del pesimismo ante la situación actual de México y por el contrario pretende alentar la búsqueda de soluciones.